Sara Garvia

crítica y opinión

MOONRISE KINGDOM “I said what kind of bird… are you”

Apenas se le ha dado publicidad, ha pasado casi inadvertida en taquilla, pero gracias a eso se puede decir que es una de las mejores cintas que han pasado por la cartelera de este año.

Una historia sencilla, unos personajes simpáticos, curiosos y algo extravagantes, y por supuesto una estética singular y atractiva, son la receta perfecta de la que se vale el director Wes Anderson para construir un filme sobresaliente.

Anderson es uno de esos directores cuya seña de identidad es tan fuerte en sus películas, que resulta imposible no reconocerlas. Además se puede decir que ninguno de sus largometrajes ha decepcionado a la crítica, películas de bajo presupuesto y con las que Anderson ha conseguido hacerse un hueco en la industria cinematográfica. Tales como Fantastic Mr Fox 2009, Viaje a Darjeeling 2007 o Los Tenenbaums 2001.

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El ritmo es pausado, pero no lento, avanza poco a poco para dar tiempo al espectador a asimilar el entorno, la estética, conocer a los personajes, fundamentales en las películas de Anderson. Pues son los personajes los que hacen la historia. El argumento no es retorcido, ni ambicioso, dos preadolescentes enamorados que deciden huir juntos; él, Jared Gilman, huérfano miembro de los Khaki scouts, y ella, Kara Hayward, la hija mayor de una familia desestructurada que pasa el verano en New Penzane, una “supuesta” isla de Nueva Inglaterra. Al reparto se unen, Bruce Willis, como solitario jefe de policía local de la isla, Edward Norton frustrado jefe de los Khaki scouts; una vez más, Bill Murray que junto con Frances McDormand hacen de los padres faltos de comunicación de Suzy. Por último Tilda Swinton, como la imperturbable asistente social. También hay que mencionar el pequeño papel de Jason Schwartzman, como supervisor desenfadado del grupo rival scout, un indispensable de las películas de Anderson.

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Los personajes suelen tener ciertas características inconfundibles del cine de Anderson. Los adultos suelen ser solitarios, monótonos, algo pasivos y depresivos, por el contrario los niños adquieren personalidades adultas. La forma de actuar ante las circunstancias y los diálogos, les dota de una madurez que les hace únicos. Pues la película no tendría ningún sentido si los dos protagonistas no tuvieran una personalidad tan desarrollada y singular. Y he de decir que ambos destacan sobre manera en sus respectivos papeles. Son ellos los que llevan todo el peso del reparto, ya que apenas se profundiza en los aspectos personales del resto.
Pero tanto Gilman como Hayward consiguen transmitir con fuerza las peculiaridades encantadoras de Suzy y Sam.Aparte de los personajes, Wes Anderson, es un perfeccionista de la imagen. Planos fijos con un encuadre y un eje de simetría perfecto, donde está cuidado cada detalle, cada objeto que se cuela en la escena está estratégicamente colocado, de tal forma, que cada escena es una instantánea fotográfica en sí misma. Decir mucho con poco, es sin duda el recurso más usado por Anderson. Para que los planos tengan tanta fuerza es necesario añadirles ese ambiente sesentero de filtros pastel, con tonos amarillos. Un color que está presente en todo el filme, la maleta de Suzy, la pañoleta scout de Sam y la casa con el teléfono amarillo de los padres adoptivos de éste.

Por último hay que mencionar la banda sonora, las alusiones a la música son constantes desde los primeros segundos de la cinta. La música de Hank Williams y Alexandre Desplat dan el toque final a una película que dejará al espectador con un buen sabor de boca y una sonrisa, porque es de agradecer que de vez en cuando aparezcan en las salas películas como Moonrise Kingdom, filmes llenos de carisma y dulzura.  


LO IMPOSIBLE y cómo el doblaje estropea una película

El sonido, aquel indispensable del cine pero al que apenas prestamos atención, es sin duda, clave y protagonista de Lo Imposible, película española del director Juan Antonio Bayona, conocido por El Orfanato 2007. Lo Imposible se ha convertido en la película más esperada de la cartelera, una ambiciosa superproducción que nos deja al mismo nivel que la industria norteamericana. Como ya aconteció con Alatriste de Agustín Díaz Yanes, Ágora de Alejandro Amenábar o más recientemente Luces Rojas de Rodrigo Cortés; lo imposible está protagonizado por dos estrellas de Hollywood, Naomi Watts y Ewan McGregor.

La pantalla aparece en negro y comienza a escucharse un sonido en aumento que inquieta al espectador, pues precisamente esto, inquietud, es una de las muchas cosas a las que el espectador va a tener que hacer frente al ver la película. Al sonido se le une la banda sonora del compositor Fernando Velázquez, al que ya conocimos en El Orfanato. Bayona jugará durante todo el largometraje con los efectos sonoros y por supuesta con la banda sonora, fundamental para provocar aun más si cabe la emoción desproporcionada del espectador.

Avanzamos en la historia, donde se presenta a los personajes, la familia idealizada que conseguirá lo que todos veíamos como imposible, sobrevivir al devastador tsunami que azotó las costas del sudeste asiático en las navidades de 2004. Y justo aquí es donde comienzan los mejores minutos de la cinta, pues he de reconocer, que los efectos especiales son fantásticos, la entrada del agua parece atravesar la pantalla, el sonido se agudiza, escuchas cada chasquido, la fuerza del agua arrasándolo todo, sientes el dolor de las heridas de los protagonistas y el sentimiento de desolación de la madre, Naomi Watts. A partir de aquí todo se convierte en un melodrama en mayúsculas, a los llantos les sigue situaciones sentimentalistas que no dan tregua al espectador llegando a resultar del todo inverosímiles.

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Los recursos de Bayona para explotar aun más la situación melodramática y angustiosa son excesivos y repetitivos. El efecto cámara en mano de primeros planos y que aparece cada diez segundos, junto con las vistas aéreas de la zona devastada, antes, durante y después del tsunami, y por supuesto la banda sonora. Pues apenas hay diálogos, y es de agradecer, ya que el guion flojea en todos los sentidos, diálogos insustanciales a los que se une un doblaje nefasto que provoca que una situación de dolor extremo resulte poco creíble y casi patética.

Tras la angustia vivida por la familia y un re encuentro, de nuevo, imposible de creer, llega el final del filme donde aparece Zúrich Seguros al rescate. Personificado en un hombre con traje y un avión privado, donde sólo puedes pensar en el eslogan que de un momento a otro esperas que aparezca.

Destacables son las actuaciones de Naomi Watts y de Tom Holland, el hijo mayor, reconocido por interpretar a  Billy Elliot el musical. La expresividad de Naomi Watts es admirable, una pena no poder apreciar la voz.

Lo imposible es una película comercial que lo más probable es que llegue a los primeros puestos en taquilla, cargada de humanidad y sentimentalismo, pero que al contrario que las películas de producción española, citadas antes, J.A Bayona ha conseguido crear algo que no va a dejar indiferente a nadie, pues no hay nada que recaude más, que tocar la fibra sensible del espectador.